También conocido como: artritis reumatoide juvenil, ARJ, AIJ
¿En qué consiste?
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es la enfermedad reumática crónica más frecuente en la especialidad de Pediatría. La incidencia y la prevalencia de la enfermedad son variables. Globalmente, su incidencia oscila entre 1,6-23 casos/100.000 en los menores de 16 años/año y su prevalencia varía entre 3,8-400/100.000.
Se define por la presencia de artritis persistente durante un mínimo de 6 semanas en una persona menor de 16 años de edad, y se caracteriza por dolor, hinchazón, enrojecimiento y rigidez de las articulaciones. La AIJ puede dañar las articulaciones e incluso puede producir problemas en el desarrollo. Además puede causar la inflamación de órganos internos y también de los ojos, causando uveítis.
Se cree que la AIJ es una enfermedad autoinmune. Aunque se piensa que puede existir un factor hereditario que predisponga a la enfermedad, se cree que seguramente es necesario un factor desencadenante para hacer que la AIJ se manifieste. No se han identificado los posibles factores desencadenantes, por ello se le denomina como artritis idiopática juvenil.
Los sistemas de clasificación de la AIJ son variables, aunque se suelen incluir los siguientes tipos principales:
- Pauciarticular (oligoartritis): representa aproximadamente el 50% de todos los casos de AIJ, siendo el número de articulaciones afectadas de cuatro o menos, normalmente rodillas o muñecas. Se asocia a uveítis.
- Poliarticular: se afectan como mínimo cinco articulaciones, especialmente de los dedos de manos y pies. Se subdivide a su vez en dos tipos:
-Factor reumatoide negativo: afecta más a chicas que a chicos.
-Factor reumatoide positivo: se comporta como la artritis reumatoide del adulto.
- Sistémica: es la forma menos común de AIJ. Se afectan varias partes del organismo, tanto articulaciones como órganos internos. Los niños con este tipo de AIJ pueden tener fiebre y erupciones frecuentes, aunque aparecen y desaparecen rápidamente.
- Artritis psoriásica: asociada con antecedentes de psoriasis cutánea en el niño o en algún familiar. Hay expertos que consideran esta patología como una entidad diferenciada de la AIJ.
- Artritis asociada a entesitis: se afectan las extremidades inferiores y la columna vertebral.
- Artritis indiferenciada: artritis que no encaja en ninguna de las categorías anteriores, o que cumple criterios de más de una de las categorías.
Los signos y síntomas varían de un niño a otro, o incluso en un mismo niño a lo largo del tiempo, con brotes y remisiones. En algunos niños los síntomas persisten y en otros desaparecen para siempre. Los síntomas incluyen rigidez matutina, cojera, rechazo a movilizar la articulación afectada, dolor e hinchazón articular. En el caso de la AIJ sistémica, pueden presentar fiebre intermitente, erupciones, hinchazón de los ganglios linfáticos y en algunos casos, afectación del hígado, bazo y, más raramente, los pulmones.
La AIJ puede asociarse a complicaciones oculares como uveítis y problemas relacionados con el desarrollo de la articulación. La enfermedad puede hacer que la articulación afectada se desarrolle demasiado rápido, o bien demasiado lentamente, de modo que un brazo o una pierna podrían ser más cortos o largos que el otro miembro. También puede darse un desarrollo irregular dentro de una misma articulación, e incluso una alteración del desarrollo en general.
Acerca de la artritis idiopática juvenil
Pruebas relacionadas
El objetivo de estas pruebas es intentar distinguir la AIJ de otros tipos de artritis y enfermedades que producen signos y síntomas similares, además de evaluar la gravedad de la afectación. Las pruebas sirven en el seguimiento de la enfermedad y sus posibles complicaciones, así como para valorar la respuesta al tratamiento y los efectos indeseables asociados a ciertos fármacos.
El diagnóstico de la AIJ se basa en los signos y síntomas, como la artritis persistente en una o más articulaciones durante por lo menos seis semanas, que no es atribuible a ninguna otra causa. También puede asociarse con un aumento de tamaño del hígado o del bazo, inflamación de los ganglios linfáticos, anemia, problemas cardiacos y uveítis.
Pruebas de laboratorio
A pesar de que en muchos niños con AIJ los resultados pueden ser normales, las pruebas de laboratorio que pueden ayudar al diagnóstico de la AIJ son:
- Anticuerpos antinucleares (ANA): permiten detectar la presencia de autoanticuerpos. Es la prueba que resulta positiva más frecuentemente en los niños con AIJ. Alrededor del 80% de los niños con uveítis presenta un resultado positivo.
- Factor reumatoide (FR): puede ser positivo o negativo, según el tipo de AIJ, es más frecuente en adultos con artritis reumatoide.
- Velocidad de sedimentación globular (VSG) o proteína C reactiva (PCR): permiten detectar la inflamación.
- Hemograma: evalúa los hematíes, leucocitos y hemoglobina, permitiendo detectar las complicaciones, como la anemia o la disminución del recuento de leucocitos.
- Perfil renal y perfil hepático: permiten valorar la funcionalidad de estos órganos.
Otras pruebas de laboratorio que pueden ser útiles para descartar otras enfermedades que cursan con signos y síntomas similares son:
- HLA-B27: se trata de un estudio genético que puede ser útil para saber si se trata de una artritis con afectación de la columna vertebral (espondilitis anquilosante).
- Análisis del líquido sinovial: a veces se solicita para detectar los cristales que pueden estar presentes en la articulación, o para buscar signos de infección articular.
- Hemocultivo: para descartar las infecciones de la sangre que puedan afectar también a las articulaciones.
- Otras pruebas de laboratorio: por ejemplo, pruebas para detectar la enfermedad de Lyme.
Otras pruebas diagnósticas ajenas al laboratorio
- Radiografías articulares y de tórax: permiten identificar la presencia de inflamación articular o la acumulación de líquido alrededor del corazón o los pulmones. Son útiles para descartar fracturas, tumores, infecciones o alteraciones congénitas que puedan ocasionar los síntomas.
- Examen ocular: para detectar la presencia de uveítis o inflamación de otras estructuras del ojo.
- Electrocardiograma: para detectar una inflamación cardíaca.
Tratamiento
La AIJ no tiene un tratamiento curativo. Los objetivos del tratamiento consisten en disminuir el dolor y la inflamación, mantener la movilidad y minimizar las complicaciones y el deterioro articular. El tratamiento varía en cada niño y a menudo va cambiando a lo largo del tiempo.
Se recomienda guardar un reposo adecuado y realizar un ejercicio físico que no sobrecargue las articulaciones afectadas. Por otra parte, se administran fármacos para aliviar el dolor, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y corticoides para reducir la inflamación, fármacos antirreumáticos para ralentizar el curso de la enfermedad y ciertos medicamentos biológicos para reducir la inflamación y el daño articular. En ocasiones se prescriben inmunosupresores.
La terapia física y la práctica de ejercicio regular son aspectos importantes del tratamiento. Ayudan a mantener la flexibilidad y amplitud de movimientos de la articulación, la fuerza muscular y la movilidad articular. A veces se utilizan férulas para mantener una articulación en la posición adecuada. La rigidez matutina puede combatirse con aplicaciones de frío o calor.
Aunque a veces se decide adaptar el entorno, en casa o en el colegio, para facilitar los desplazamientos de los niños con AIJ, estos suelen ser capaces de llevar una vida prácticamente normal.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Velocidad de sedimentación globular
Anticuerpos antinucleares (ANA)
Anticuerpo antipéptido cíclico citrulinado
Análisis del líquido sinovial
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Medline: Artritis idiopática juvenil