También conocido como: ac IgM-VHA, ac IgG-VHA, ac Total VHA, anticuerpos (IgG, IgM) frente al virus de la hepatitis A
Nombre sistemático: anticuerpos frente al virus de la hepatitis A
Aspectos generales
¿Por qué hacer el análisis?
Para diagnosticar la causa de una hepatitis aguda, normalmente como parte de un perfil de hepatitis aguda, para identificar el tipo de virus de la hepatitis que está causando la infección. A veces, para evaluar la necesidad de vacunar frente a la hepatitis A.
¿Cuándo hacer el análisis?
Si aparecen signos o síntomas de una hepatitis aguda, como ictericia, o si ha existido exposición al virus de la hepatitis A (VHA).
¿Qué muestra se requiere?
La determinación se realiza a partir de una muestra de sangre venosa del brazo.
¿Es necesario algún tipo de preparación previa?
Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
¿Qué es lo que se analiza?
La hepatitis A es una infección del hígado altamente contagiosa causada por el virus de la hepatitis A (VHA). Constituye una de las múltiples causas de hepatitis, enfermedad caracterizada por inflamación y aumento del tamaño del hígado. Esta prueba detecta en sangre los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario en respuesta a la infección por el VHA.
El VHA es uno de los cinco “virus de las hepatitis” identificados hasta la fecha, siendo los otros virus de las hepatitis B, C, D y E. A pesar de que la hepatitis A puede ocasionar una hepatitis aguda y grave y durar uno o dos meses, a diferencia de los otros tipos de hepatitis, no evoluciona hacia una forma crónica.
Normalmente, la hepatitis A se transmite de persona a persona por contaminación fecal-oral o por haber ingerido agua o comida contaminadas por heces de otra persona infectada (se trata de una toxiinfección alimentaria). Entre los factores de riesgo para contraer la hepatitis A se incluyen el contacto íntimo con una persona infectada por el virus, los viajes internacionales, el contacto con niños que acuden a guarderías o que acaban de llegar de otros países en adopción, la existencia de un brote epidémico, las relaciones homosexuales entre varones y el consumo de drogas de abuso.
Aunque existen diversas causas de hepatitis, los signos y los síntomas suelen ser similares. En una hepatitis, el hígado está lesionado, por lo que su capacidad funcional se ve afectada. Así, no se metabolizan correctamente las toxinas ni productos de degradación como la bilirrubina para después poder ser eliminados por el organismo. En el curso de la enfermedad, los niveles de bilirrubina y de enzimas hepáticos como la aspartato aminotransferasa (AST), la alanina aminotransferasa (ALT) o la fosfatasa alcalina (FA) pueden aumentar en sangre. Estos resultados pueden indicar al médico que existe una hepatitis, pero no permiten identificar la causa. Para conocer la etiología de la hepatitis, las pruebas de los anticuerpos frente a los distintos tipos de hepatitis víricas pueden ser de gran utilidad.
Se pueden determinar dos tipos de anticuerpos (IgM, IgG) frente al VHA. Ante una exposición al virus, el organismo produce en primer lugar anticuerpos IgM frente al VHA. Estos anticuerpos aparecen a las 2-3 semanas de la exposición, se pueden detectar incluso antes de la aparición de la sintomatología y suelen mantenerse entre 3 y 6 meses. Los anticuerpos de tipo IgG se producen unas dos semanas más tarde que los de tipo IgM y se mantienen durante toda la vida del individuo.
Se dispone de una vacuna que permite prevenir la hepatitis A. Desde la introducción en el año 1995 de la vacunación frente al virus de la hepatitis A, el número de casos de esta enfermedad ha disminuido drásticamente. Según la información proporcionada por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), el número de infectados por hepatitis A se ha reducido en un 95% desde que existe dicha vacuna. España ha sido clásicamente un país con endemia intermedia, presentándose la infección por el VHA en la edad pediátrica fundamentalmente, aunque en los últimos años este patrón epidemiológico ha cambiado, convirtiéndose en un país con baja endemia, lo que implica menos infecciones infantiles y mayor tasa de infección en adultos, especialmente en colectivos con determinados factores de riesgo (hombres que tienen sexo con hombres). La tasa de incidencia anual en España sufrió un ascenso ya detectable desde 2016 (2,8 por cada 100.000 habitantes), con un pico en 2017 (8,6 por cada 100.000 habitantes) y un descenso posterior en 2018 (3,6 por cada 100.000 habitantes).
Preguntas comunes
¿Cómo se utiliza?
Esta prueba se utiliza como ayuda al diagnóstico de una infección hepática producida por el virus de la hepatitis A (VHA). Existen diversas causas de hepatitis y todas ellas presentan síntomas similares. Así, esta prueba se emplea para saber si los signos y síntomas son atribuibles al VHA.
Existen dos variantes de este análisis que detectan tipos distintos de anticuerpos frente al VHA.
Los anticuerpos de la hepatitis A de tipo IgM son los primeros anticuerpos producidos por el organismo cuando éste se expone al VHA. Por ello, esta prueba se utiliza para el diagnóstico precoz de la infección en una persona con signos y síntomas de hepatitis aguda. Puede realizarse dentro de un perfil de hepatitis aguda.
Los anticuerpos de tipo IgG aparecen más tarde y permanecen durante varios años, normalmente durante toda la vida, proporcionando protección frente a una nueva infección por el mismo virus. Los anticuerpos de tipo IgG permiten identificar infecciones antiguas y con ellas se puede saber si un individuo ha desarrollado inmunidad a partir de una infección anterior y, por tanto, no estaría indicada la vacunación.
Los anticuerpos totales (de tipo IgM y de tipo IgG) permiten detectar tanto una infección actual como una previa. Esta prueba también podrá ser positiva después de recibir la vacuna contra la hepatitis A y por este motivo, aunque no es lo más habitual ni recomendado, a veces se utiliza para saber si se ha desarrollado inmunidad después de la vacunación. La Asociación Española de Vacunología (AEV) establece que no se recomiendan los tests postvacunación dada la alta inmunogenicidad de la vacuna (prácticamente el 100% de los vacunados alcanzan títulos protectores tras dos dosis de vacuna), su alta efectividad y al hecho de que las concentraciones de anticuerpos tras la vacunación frente a hepatitis A son del orden de 10 a 100 veces menores que las obtenidas tras el padecimiento de la enfermedad, por lo que pueden encontrarse por debajo del nivel de detección de algunos tests comercialmente disponibles, dando lugar a falsos negativos.
Ante la sospecha de una hepatitis aguda, también son útiles otras pruebas como la bilirrubina, la alanina transaminasa (ALT), la aspartato transaminasa (AST) y el perfil hepático.
¿Cuándo se solicita?
El análisis para detectar la presencia de los anticuerpos IgM frente al virus de la hepatitis A se realiza cuando se presentan signos y/o síntomas agudos como:
- Fiebre.
- Cansancio.
- Pérdida de apetito.
- Náuseas, vómitos, dolor abdominal.
- Orina oscura o heces descoloridas.
- Dolor articular.
- Ictericia.
En algunas personas y particularmente en jóvenes, es posible que no se presenten síntomas. Los niños infectados por el VHA suelen presentar síntomas muy leves como fiebre y diarrea, que a menudo se atribuyen a una gripe.
Es posible que a una persona se le realice esta prueba cuando se considera probable que haya quedado expuesta al VHA, independientemente de si presenta sintomatología o no.
¿Qué significa el resultado?
Los resultados pueden indicar lo que se expone en la tabla siguiente.
Cuando no existe infección actual ni ha existido previamente puede ser recomendable administrar la vacuna si se trata de una persona de riesgo.
La prueba de detección de anticuerpos totales detecta los anticuerpos de tipo IgG e IgM, pero no puede distinguirlos.
Si los anticuerpos totales o los de tipo IgG son positivos y el individuo no se ha vacunado, se puede afirmar que en algún momento ha contraído la infección por el VHA. Se estima que aproximadamente un 30% de adultos mayores de 40 años presenta anticuerpos frente al VHA.
¿Hay algo más que debería saber?
Las vacunas frente al VHA son efectivas aun administrándolas hasta 15 días más tarde de la exposición al virus. Tras la exposición al virus, en bebés, en personas inmunodeprimidas, con enfermedad hepática crónica o en adultos mayores de 40 años puede administrarse además una inyección de globulina inmune.
Aunque por lo general la presencia de anticuerpos frente al VHA se considera diagnóstica de enfermedad aguda, un mal uso de la prueba en personas sin síntomas ni signos de hepatitis aguda puede dar lugar a falsos positivos. Por este motivo, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan que la prueba se utilice exclusivamente en personas con sospecha clínica de hepatitis aguda.
¿Se puede tener contacto con el virus sin saberlo?
El virus se encuentra en heces de la persona infectada y se suele transmitir a otra persona a través de agua o comida contaminada. Si la persona infectada no se lava las manos y manipula fruta o verdura, puede transmitir el virus a las personas que las consuman. También puede contagiarse mediante contacto directo entre personas o haber comido marisco crudo o poco cocinado procedente de aguas contaminadas. Se puede contraer la infección por mantener contactos sexuales con una persona infectada aunque esté asintomática.
¿Durante cuánto tiempo puede ser contagiosa una persona que tiene la hepatitis A?
Se puede contagiar la enfermedad a otras personas desde unas 3 semanas antes de la aparición de los primeros síntomas. Los síntomas suelen aparecer a las cuatro semanas, aunque pueden hacerlo en cualquier momento, entre las semanas 2 y 6 después de la infección. Posteriormente, una vez ha desaparecido la ictericia, se puede ser todavía contagioso, aunque en menor grado, durante unas semanas.
¿Cómo se trata la hepatitis A?
No existe un tratamiento específico de la hepatitis A. Las formas leves de la enfermedad suelen resolverse por sí mismas sin dejar secuelas en el hígado. El tratamiento suele ser de soporte, asegurando el aporte de líquidos y alimento en pequeñas cantidades repartidas a lo largo del día. Raramente puede desarrollarse una hepatitis fulminante, que causa una insuficiencia hepática que requiere hospitalización y puede llegar a causar la muerte. La hepatitis A suele ser más grave en ancianos y en las personas con enfermedad hepática crónica.
¿Existe algún modo de prevenir esta enfermedad?
Sí. Se dispone de una vacuna. La Asociación Española de Pediatría (AEP), recomienda la vacunación en los siguientes casos:
- Viajeros a países en los que exista riesgo de infección. En especial se recomienda la vacunación de los hijos de inmigrantes nacidos en España, que vayan o puedan ir a pasar temporadas con sus familias en sus países de origen, cuando en estos está extendido el virus (África, América Central y del Sur y Asia, fundamentalmente).
- Niños que residen en instituciones cerradas: centros de acogida, internados, etc.
- Contactos domiciliarios de enfermos y también en el caso de brotes de hepatitis A en guarderías, colegios u otras instituciones.
- Niños con alguna enfermedad o situación que aumente el riesgo de desarrollar hepatitis fulminante: hepatitis B o C, o enfermedad hepática crónica de cualquier causa, o tratamiento con medicamentos hepatotóxicos.
- Niños en tratamiento con productos derivados de la sangre, como los utilizados para tratar la hemofilia, etc.
- En España, la inmunización contra la hepatitis A se incluye en el calendario de vacunación de Cataluña, Ceuta y Melilla, en el caso de las ciudades africanas, se vacuna por la persistente circulación del virus en el continente africano.
Se recomienda utilizar la vacuna como profilaxis post-exposición en las siguientes circunstancias:
- Niños sanos de 12 meses de edad o más, si se administra antes de 14 días tras la exposición. Se ha demostrado que una dosis es suficiente para prevenir la enfermedad, pero es recomendable administrar una segunda dosis 6 meses después. En inmunodeprimidos y pacientes con hepatopatía crónica debe administrarse además la globulina inmune. Si no está indicada la vacuna (por ejemplo: menores de 12 meses) se recomienda administrar solo esta última.
- Niños no vacunados y personal de guarderías, cuando ocurre algún caso de hepatitis A entre los niños o entre el personal.
- Niños no vacunados y personal de guarderías, cuando se detectan casos en 2 o más familias de los niños que acuden al centro.
- Miembros (<40 años) de las familias que llevan los hijos a una misma guardería o centro de preescolar, cuando se detectan casos en 3 o más familias.
- Contactos (<40 años) de los casos que aparecen en una escuela o en un centro sanitario, cuando la investigación epidemiológica demuestra que ha habido transmisión en la escuela o en el centro sanitario.
- En adultos >40 años, no existe mucha experiencia con la vacuna, y en profilaxis post-exposición se recomienda mejor el empleo de la globulina inmune, en vez de la vacuna, aunque no supone una contraindicación sino una precaución y, de hecho, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en personas de esta edad inmunodeprimidos o hepatópatas crónicos, recomienda la vacuna y la globulina inmune conjuntamente.
La hepatitis A también puede prevenirse con hábitos higiénicos correctos, que incluyen lavarse las manos después de ir al baño, cambiar pañales y antes de comer o de preparar cualquier tipo de alimento.
Una persona que ya ha tenido una hepatitis A, ¿puede volver a contagiarse?
No, una vez que se supera la enfermedad, se desarrollan anticuerpos de tipo IgG que proporcionan inmunidad de por vida.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Aspartato aminotransferasa (AST)
Alanina aminotransferasa (ALT)
Fosfatasa alcalina (FA)
Estados fisiológicos y enfermedades:
En otras webs:
Asociación Española de Pediatría (AEP): Hepatitis A
Organización Mundial de la Salud (OMS): Hepatitis A
National Institute of Diabetes ans Digestive and Kidney Diseases (NIH): Hepatitis A
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