15.12.2014
Seguir una dieta mediterránea enriquecida con frutos secos o con aceite de oliva virgen-extra aumenta las probabilidades de revertir en los cinco años siguientes el síndrome metabólico. La explicación radica en la mayor probabilidad de reducción del perímetro abdominal (cintura) o de disminución de los niveles de glucosa en sangre.
Según datos derivados del estudio PREDIMED publicados el pasado mes de Octubre en la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal) es probable que muchos de los alimentos propios de la dieta mediterránea reviertan el síndrome metabólico. Así, el aceite de oliva es rico en ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) de tal manera que al sustituir la ingesta de ácidos grasos saturados por MUFA se observa una mejora del perfil lipídico y de la sensibilidad a la insulina. El consumo de aceite de oliva se asocia a un menor riesgo de desarrollar hipertensión. Los frutos secos también son ricos en MUFA, excepto las nueces que son más ricas en ácidos grasos poliinsaturados. Los frutos secos también contienen cantidades importantes de fibra, magnesio, potasio y vitaminas antioxidantes, como folato y vitamina E.
La dieta mediterránea enfatiza el consumo de frutas, verduras, legumbres y semillas por contener minerales, polifenoles y otras sustancias que combaten el estrés oxidativo, la inflamación y la resistencia a la insulina. El consumo de legumbres por ejemplo, se asocia a un mejor perfil lipídico y a controlar mejor la respuesta frente a aumentos de los niveles de glucosa e inflamación.
El estudio PREDIMED (5801 participantes, de los cuales 3707 con síndrome metabólico) destaca que la ingesta de grasas saludables puede resultar beneficiosa, mientras que el consumo de una cantidad elevada de carbohidratos puede resultar perjudicial (en las últimas décadas, se han promovido las dietas bajas en grasas y en consecuencia, la población consume mayor cantidad de carbohidratos)
Los autores concluyen que el estudio proporciona evidencia científica que demuestra que la adherencia a una dieta mediterránea sin restricción del contenido energético pero enriquecida con aceite de oliva virgen extra o con frutos secos, ambos ricos en grasas monoinsaturadas y en antioxidantes bioactivos, puede ser una herramienta muy útil para el control del síndrome metabólico en individuos con elevados riesgo cardiovascular, especialmente en personas con obesidad central y con hiperglicemia o diabetes. Las ventajas no pueden atribuirse a pérdida de peso o mayor actividad física, ya que no se observaron diferencias entre los tres grupos de individuos evaluados (dieta rica en aceite de oliva, rica en frutos secos o bien baja e grasas).
No obstante, el desarrollo de síndrome metabólico en personas que no lo presentaban al inicio del estudio fue similar en los tres subgrupos de individuos.
Bibliografía