17/04/2016
Hace tiempo que se investiga acerca de biomarcadores de lesiones cerebrales postraumáticas, frecuentes, entre otras cosas, en muchas actividades deportivas. Estos biomarcadores serían de especial utilidad en lesiones leves y de difícil diagnóstico. En estos casos, las lesiones no siempre son visibles a través de las pruebas de imagen, debiendo basar su diagnóstico en los síntomas presentes, algunos de los cuales a menudo se confunden con los de otros cuadros clínicos, como intoxicación, trastorno de estrés postraumático, delirio o deshidratación. Sin embargo, la instauración del tratamiento más adecuado es de gran importancia, por lo que sería de gran ayuda disponer de una prueba que permitiera distinguir una lesión cerebral de otras condiciones.
Ante una conmoción cerebral, muchos individuos no acuden al médico de forma inmediata porque suponen que la lesión no ha sido grave. Sin embargo, ante la persistencia de los síntomas, muchos de ellos solicitan asistencia médica de forma tardía. En estos casos, el análisis en sangre de un biomarcador que permaneciera alterado días después de la lesión traumática podría ayudar a determinar la necesidad de realizar pruebas neurológicas adicionales o aplicar otros tratamientos médicos.
Existen numerosos estudios acerca de posibles candidatos a biomarcadores de lesión cerebral. Sin embargo, es especialmente esperanzador el publicado recientemente en el JAMA Neurology sobre las proteínas GFAP y UCH-L1, y podría servir de base para el desarrollo y validación de pruebas diagnósticas en sangre de la lesión cerebral traumática leve.
Este estudio, realizado por el Dr. Papa y sus colaboradores, incluye casi 600 individuos adultos tratados en el Orlando Regional Medical Center, la mitad de los cuales padecían una conmoción cerebral consecuencia de accidentes automovilísticos, caídas, deportes y otras actividades. En la mayoría de los casos se trataba de lesiones leves, con síntomas como pérdida de conciencia, amnesia o desorientación. Los restantes, presentaban fracturas u otros tipos de traumas no cerebrales.
Se tomaron muestras de sangre de todos los individuos dentro de las 4 primeras horas después de la lesión y periódicamente durante siete días. Se analizaron las concentraciones de dos proteínas presentes en las células cerebrales, la GFAP (Glial Fribillary Acidic Protein) y la UCH-L1 (Ubiquitin C-Terminal Hydrolase L1). Ambos biomarcadores se detectaron dentro de la primera hora después de la lesión, pero mostraron notables diferencias en sus perfiles temporales. UCH-L1 alcanzó su concentración máxima a las 8h, disminuyendo rápidamente en 48h. En cambio, GFAP alcanzó su valor máximo a las 20h, disminuyendo lentamente, y detectándose incluso una semana después de la lesión.
Frente a estos resultados, por su aumento temprano, la UCH-L1 podría ser útil para detectar lesiones cerebrales traumáticas en condiciones hiperagudas, siendo adecuada para el desarrollo de pruebas en el punto de atención (Point of Care). Por el contrario, la mayor vida media de la GFAP la convierte en un biomarcador adecuado para los pacientes con lesión cerebral traumática que solicitan asistencia médica tardíamente. Detectar lesiones subagudas hasta 7 días después de la lesión puede ser especialmente importante para el manejo de estos sujetos.
Se trata de unos resultados muy esperanzadores para los sujetos con traumatismos craneales moderados o leves. Actualmente, se está investigando el desarrollo de técnicas analíticas adecuadas para su aplicación a la rutina asistencial de este tipo de pacientes.
Bibliografía