28/06/2018
Los análisis toxicológicos en las consultas de control de adicciones se realizan habitualmente en una muestra de orina, para verificar que no haya habido consumo en las últimas 24 horas. El paciente tiene que recoger la orina adecuadamente, traerla al centro indicado y no hay manera de verificar que la muestra que proporciona sea realmente la suya.
Para solventar estas limitaciones el objetivo de una serie de estudios recientes ha sido desarrollar nuevas tecnologías para la medición de tóxicos en la huella dactilar. Se trata de una técnica fácil, no invasiva y que permite corroborar al 100 % que no se falsifica la identidad del paciente ya que la huella dactilar es única. Aunque presenta muchas ventajas hay una serie de limitaciones que impedían que alguna de estas técnicas viera la luz.
La limitación más importante era poder determinar cuál sería el “ruido de fondo” para poder considerar que una muestra fuera positiva ya que aunque una persona no haya consumido ningún tóxico, el método puede dar un mínimo de concentración para alguna de las drogas. Un reciente estudio consiguió cuantificar este “ruido de fondo” de dos de las drogas más usadas, cocaína y heroína, midiendo sus concentraciones y la de sus metabolitos en los pacientes que habían consumido en las últimas 24 horas y también en voluntarios no consumidores, que pudieran servir de grupo control.
Esto les permitió establecer unos puntos de corte a partir de los cuales se consideraría que un paciente ha consumido cocaína y heroína, con unas tasas de detección cercanas al 90 % y lo más importante, sin dar ningún falso positivo. Los autores afirman que estos puntos de corte no pueden ser aplicados universalmente aún, pero que en la población estudiada sirvieron para discriminar perfectamente entre "consumidores" y "no consumidores" de drogas.
Bibliografía