¿En qué consiste?
El hueso es un tejido vivo que está en constante remodelación. Cuando se rompe el equilibrio entre la formación y la destrucción ósea, por ejemplo, debido a cambios en la dieta o en las hormonas, se pierden los minerales que mantienen la dureza y densidad características del hueso. Cuando disminuye la densidad ósea, se considera que existe una osteopenia. Pero si la pérdida es mayor y el hueso se debilita y tiene más riesgo de fractura, consideraremos que hay una osteoporosis (hueso poroso).
La osteoporosis aumenta el riesgo de fractura, especialmente en las caderas, la columna vertebral y las muñecas. A pesar de que puede afectar a cualquiera, el riesgo de desarrollar osteoporosis aumenta con la edad y afecta más a las mujeres que a los hombres; también tiene mayor prevalencia en las razas caucásicas y asiáticas. Según la National Osteoporosis Foundation (NOF), el 80% de personas que sufren osteoporosis son mujeres. Las personas más delgadas pueden tener mayor riesgo porque su masa ósea es menor.
En España, así como en otros países, la incidencia de fractura por fragilidad está aumentando por la mayor esperanza de vida. En un estudio se observó que 2,4 millones de españoles (1,9 millones de mujeres y 0,5 de varones) mayores de 50 años padecían osteoporosis en el año 2010, y como consecuencia se produjeron 204.000 nuevas fracturas. Para el año 2025 se estima un aumento de la incidencia de fracturas del 40%.
Muchas personas que tienen riesgo de osteoporosis lo desconocen y no lo descubren hasta sufrir una fractura, por eso se le llama la "enfermedad silenciosa". Esta fractura se produce sobre todo en caderas, vértebras o muñecas y se puede producir por un traumatismo mínimo, provocando dolor o incapacidad crónica. Si la fractura produce debilidad grave y afecta al estado general de salud, dicha fractura puede ser un factor añadido que contribuya a la muerte de estas personas.
Los huesos están formados por una red de proteína de colágeno tipo I sobre la que se deposita el fosfato cálcico. La proteína forma una red esponjosa que se mineraliza por la adición del calcio, permitiendo que los huesos sean a la vez fuertes pero flexibles. El hueso es un tejido vivo que está en constante remodelación. Durante el proceso de la reabsorción (resorción) hay unas células conocidas como osteoclastos que disuelven el hueso a escala microscópica, y unos enzimas que rompen la red de colágeno. Este proceso continúa con la formación de nuevo hueso por unas células llamadas osteoblastos, que sintetizan osteocalcina y precursores del colágeno para formar una nueva red de proteína que se mineralizará de nuevo. Este proceso es continuo y se llama remodelado óseo, tiene lugar en todo el organismo, con lo que se reemplaza un 8-10% de tejido óseo cada año, de modo que en 10 años se reemplaza el esqueleto completo.
Durante la infancia la formación es mayor que la reabsorción, de manera que se alcanza el máximo de masa ósea alrededor de los 20 años de edad. Después, la formación disminuye y la reabsorción aumenta, de manera que empieza a disminuir la masa ósea. Una inadecuada ingesta de calcio y vitamina D durante la infancia, el uso de fármacos que contengan corticosteroides (no con las dosis empleadas en el tratamiento del asma o de las alergias), la anorexia, el sedentarismo, el tabaco, la cirugía gastrointestinal, y el exceso de alcohol son factores que aumentan el riesgo de osteoporosis a lo largo de la vida. Algunas enfermedades, como las enfermedades tiroideas, la enfermedad de Cushing, la artritis reumatoide, la enfermedad renal y el hiperparatiroidismo pueden tener efecto sobre la salud del hueso. Aquellas personas con antecedentes familiares de osteoporosis también pueden tener mayor riesgo.
Las mujeres durante la menopausia y en la postmenopausia pierden masa ósea debido a la disminución de los estrógenos. La menopausia precoz aumenta la pérdida de hueso. Según algunos organismos como la NOF, una mujer puede perder hasta un 20% de su masa ósea en los primeros 5 a 7 años tras la menopausia. Los hombres con concentraciones bajas de testosterona también tienen mayor riesgo de pérdida de masa ósea.
Tipos
Existen dos tipos de osteoporosis:
Osteoporosis primaria o relacionada con la edad
Se refiere a una osteoporosis desarrollada sin ninguna causa aparente. Es mucho más frecuente en mujeres, aunque también puede observarse en varones, especialmente en ancianos. En algunas mujeres, la pérdida de masa ósea se produce de manera muy rápida durante la menopausia y las fracturas pueden aparecer a edades relativamente tempranas, no obstante, en la mayoría de las mujeres la osteoporosis no ocasiona fracturas hasta que no alcanzan los 60 o 70 años de edad. Las más frecuentes son las fracturas producidas por compresión en la columna vertebral. Se puede enlentecer la progresión de este tipo de osteoporosis cambiando el estilo de vida o con suplementos de vitamina D, calcio o fármacos que reduzcan la pérdida de masa ósea.
Osteoporosis secundaria
Son aquellos casos en los que la pérdida de hueso es debida a otras causas. Afecta tanto a hombres como a mujeres y se puede deber a diversos trastornos como la artritis reumatoide, el hiperparatiroidismo, la enfermedad de Cushing, la enfermedad renal crónica, el mieloma múltiple o también por la toma de fármacos como los antiepilépticos, los glucocorticoides o el litio. El tratamiento de la enfermedad de base o de la causa subyacente puede enlentecer la pérdida de densidad ósea en la osteoporosis secundaria.
Acerca de la osteoporosis
Pruebas relacionadas
El objetivo de las pruebas es saber si la persona tiene osteoporosis, una baja densidad ósea y por ello tendrá más riesgo de desarrollar la enfermedad, está en la menopausia y/o presenta déficits hormonales, o bien si tiene alguna enfermedad que pueda causar o empeorar la pérdida de masa ósea. Las pruebas también se pueden utilizar como cribado en las personas que han tenido una fractura inexplicable y también para monitorizar la respuesta al tratamiento, para verificar su eficacia.
Las principales pruebas para el diagnóstico de la osteoporosis son pruebas de imagen para la determinación de la densidad mineral ósea.
Diversos organismos como el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), la National Osteoporosis Foundation (NOF) y la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF) han publicado guías clínicas acerca del cribado de la osteoporosis; en ellas recomiendan realizar el cribado a todas las mujeres a partir de los 65 años de edad, y en algunos casos, en mujeres más jóvenes en función de sus factores de riesgo. La NOF también recomienda el cribado en varones a partir de los 70 años, o entre los 50 y los 69 años en el caso de que tengan factores de riesgo.
Pruebas de laboratorio
Las pruebas que pueden solicitarse en sangre incluyen:
- Calcio: es normal en la osteoporosis, pero se puede elevar en otras enfermedades.
- Vitamina D: su déficit puede conducir a una disminución en la absorción de calcio.
- Pruebas de función tiroidea: tirotropina (TSH) y T4 libre para buscar las enfermedades tiroideas.
- Hormona paratiroidea (PTH): para evaluar un posible hiperparatiroidismo.
- Folitropina (FSH): para evaluar la menopausia.
- Testosterona: para el estudio de su déficit en hombres.
- Electroforesis de proteínas: para detectar ciertos tipos de proteínas anómalas que aparecen en algunos cánceres (como el mieloma múltiple) que pueden provocar fracturas.
- Fosfatasa alcalina: está elevada en diferentes enfermedades óseas.
Los marcadores óseos en sangre u orina se piden para evaluar el equilibrio entre la reabsorción y la formación ósea. No se usan con finalidades diagnósticas.
Pruebas para medir la pérdida ósea (marcadores de reabsorción ósea)
Los marcadores de reabsorción ósea informan acerca de la rapidez con la que se pierde dicha masa ósea. Pueden solicitarse antes y después del tratamiento para verificar si la tasa de reabsorción ósea ha disminuido. Incluyen:
- Telopéptido C: telopéptido C-terminal del colágeno de tipo I (CTx).
- Telopéptido N: (telopéptido N-terminal del colágeno de tipo I (NTx).
- Deoxipiridinolina (DPD).
- Compuestos reticulados (crosslinks) de piridinio.
- Hidroxiprolina en orina.
- Fosfatasa ácida tartrato-resistente 5b.
- Sialoproteína ósea (BSP).
Pruebas para medir la formación ósea (marcadores de formación ósea)
Informan acerca de la rapidez con la que se forma el hueso. También pueden solicitarse antes y después del tratamiento y periódicamente para comprobar si la formación de hueso aumenta. Incluyen:
- Fosfatasa alcalina ósea (específica del hueso).
- Osteocalcina (proteína GLA ósea).
- P1NP (propéptido N-terminal del procolágeno de tipo 1).
Si desea más información, consulte la prueba de los marcadores óseos.
Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
La medición de la densidad mineral ósea (DMO) permite identificar aquellos pacientes con osteoporosis y aquellos otros que tienen disminución de la masa ósea. Una de las pruebas más usadas es la densitometría ósea, que usa rayos X de baja energía para valorar la densidad ósea en las caderas y/o en la columna vertebral (DEXA-scan o DXA). Los resultados se expresan comparándolos con lo que se considera normal en los adultos jóvenes. Si el resultado es menor de una desviación estándar de lo esperado en adultos jóvenes se considera normal; la osteopenia se define como un valor entre 1 y 2,5 desviaciones estándar y la osteoporosis cuando se sobrepasan las 2,5 desviaciones estándar.
Actualmente se dispone de algoritmos de cálculo desarrollados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que permiten determinar el riesgo de sufrir una fractura de cadera, muñeca, hombro o columna vertebral en mayores de 40 años de edad. En estas fórmulas de cálculo se consideran, tanto la densidad mineral ósea, como posibles factores de riesgo. El algoritmo estima la probabilidad de tener una fractura en los próximos 10 años.
Existen densitómetros portátiles que miden la densidad mineral ósea en talones y dedos. Se suelen encontrar en las consultas médicas y, aunque no suelen ser tan precisos, pueden servir como una prueba de cribado inicial; cuando el resultado es positivo, se puede confirmar con una prueba más específica (DEXA-scan o DXA).
Otras pruebas de imagen que pueden emplearse para medir la densidad mineral ósea y detectar osteoporosis son la tomografía computarizada (TC), la radiología y la ecografía. También puede realizarse un estudio de la composición corporal, que determina los porcentajes del peso de la persona atribuibles a músculo, grasa, hueso y agua. Si estos estudios se realizan cada año, pueden permitir detectar pérdidas de masa ósea.
Otra prueba que se puede usar para valorar el estado de los huesos es un barrido óseo, que consiste en una prueba de medicina nuclear que permite descartar otras patologías óseas. Es diferente a la densitometría, ya que no mide la densidad mineral ósea. Se inyecta por vía endovenosa un trazador radiactivo que circula por el organismo y que es absorbido por los huesos. Se estudia el nivel de radioactividad de los huesos en busca de enfermedades como el cáncer metastásico, infecciones, causas desconocidas de dolor óseo o la enfermedad de Paget. Esta prueba detecta problemas óseos de forma más precoz que la radiología y se solicita a las personas que tienen fracturas óseas muy frecuentes.
Tratamiento
El mejor tratamiento para la osteoporosis es la prevención. Por ejemplo, hacer ejercicio (caminar o hacer ejercicios de resistencia), comer alimentos ricos en calcio y vitamina D (incluso suplementos si es necesario); evitar el tabaco y disminuir el consumo de alcohol contribuyen a disminuir el riesgo de osteoporosis. Cuanto antes se implanten estas medidas, más útiles serán, ya que aumentar la masa ósea en la juventud minimiza las pérdidas de masa ósea de mayor y ayuda a prevenir la osteoporosis. El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) recomienda que las mujeres tomen una cantidad recomendada de calcio y vitamina D diariamente. Para mantener la salud ósea se recomienda una ingesta mínima de 20 ng/mL. Cuanto antes se tomen las medidas saludables, antes se podrá minimizar la pérdida ósea.
Aquellas personas que tienen un riesgo aumentado de padecer osteoporosis, con una masa ósea disminuida o los diagnosticados de osteoporosis (incluso los que ya han tenido fracturas), pueden optar por tomar diferentes tratamientos, incluyendo los que actúan inhibiendo la reabsorción y aumentando la formación (anabólicos). Mantienen la masa ósea y reducen el número de fracturas. Algunos ejemplos son los bifosfonatos, estrógenos, agonistas/antagonistas de los estrógenos (también llamados moduladores selectivos de los receptores de estrógenos o SERM), calcitonina y hormona paratiroidea.
Es importante acordar con el médico los cambios en el estilo de vida y los tratamientos necesarios para conservar la masa ósea y disminuir el riesgo de fracturas. Debe indicarse al médico si se están tomando fármacos que reducen la masa ósea, como glucocorticoides y algunos anticonvulsivos; quizás existe la posibilidad de cambiarlos o retirarlos.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Cribados:
Cribado de adultos mayores de 50 años
En otras webs:
Fundación Española de Reumatología (FER). Osteoporosis: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento
Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIH): Salud de los huesos y la osteoporosis
Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIH): Osteoporosis
Clínica Universidad de Navarra (CUN): Osteoporosis
NORD: NIH/Osteoporosis and Related Bone Diseases National Resource Center
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Does Osteoporosis Run in Your Family?